UN SUEÑO ETERNO

Hace ya tiempo que nadie cree en los milagros, la gente ha perdido la fe en los prodigios por culpa de la televisión pero yo sigo confiando en los misterios del más allá.
Con los ojos levemente entornados, como hacen los miopes, la mujer leyó las cartas y me dijo con voz que sonaba como una amenaza:
--- No hagas muchos planes para la próxima semana.
Con un sudor frío dejé un billete sobre la mesa camilla y salí sin despedirme de la echadora de cartas. Pero fue la mejor semana de mi vida, me parecía vivir en un sueño en el que todos mis deseos se cumplían. La mujer que amo por fin se me entregó. El molesto vecino que enciende la radio cuando duermo la siesta murió de una embolia y en la lotería me ha tocado dinero suficiente para vivir varios años sin trabajar. El único contratiempo fue el empeño de mis familiares por encerrarme en esta caja de pino.