EL ENAMORADO

Vive para estar entre sus párpados, y ella parpadea una vez cada cinco segundos. Un lapso que a algunos puede parecer corto, pero para él es una existencia bastante dilatada, casi una eternidad. Cada vez que ella cierra los ojos todo queda detenido, él deja de existir, el mundo se apaga, cobra una inmovilidad absoluta, pero qué felicidad cuando poco después ella crea de nuevo el mundo al abrir los ojos. Él siente cómo su rostro se recompone, todo vuelve a su sitio, la nariz se sitúa entre los ojos y el bigote velozmente cabalga sobre el labio. Él sabe que sigue allí para ser contemplado por ella. Lo malo fue el día en que ella se fijó en otro y él quedó borroso para toda la eternidad.