FILOSOFISMAS


Hay hombres que como los caracoles llegan a la cima a fuerza de arrastrarse.

No acaricies demasiado una idea o se volverá una idea viciosa.

El hombre con agallas, como el pez, muere por la boca.

Aquel hombre llevaba una doble vida, por eso frente al espejo jugaba un póquer a cuatro manos.

En el cementerio de mi pueblo hay vieja tumba con el epitafio: "Entra sin pedir permiso". Hasta hoy nadie ha aceptado tan amable invitación.