AMOR DE CIRCO
Acudió a la cola del paro, como venía haciendo desde unas semanas atrás,
en busca de trabajo, allí encontró a la mujer que siempre había estado
esperando. Brillaba como una diosa griega en la gris cola de los
vencidos. Ella no le correspondió en su entregado amor. Para poner fin a
su desdicha de amante incomprendido se
cortó una oreja y se la envió por mensajería. Un gesto de amor supremo
ante el que ella con seguridad sucumbiría. Esperó impaciente una
respuesta que nunca llegó. Tenaz, se amputó un dedo de la mano que
remitió a su amor. Y así, sucesivamente, durante un mes, fue cortándose y
enviado partes de su anatomía sin obtener respuesta. Pero ya no le
importa, por fin ha encontrado amor y trabajo. Cada tarde le sacan a la
pista del circo donde se exhibe como el increíble hombre menguante. Y
ahora comparte su vida con la mujer tronco.