En el año 291 la Biblioteca de Alejandría
fue devastada por los cristianos procedentes de Tebaida. En el siglo
XIII santo Domingo de Guzmán ordenó que se quemasen los libros
albigenses por considerarlos heréticos. En 1562 el arzobispo Diego de
Landa prendió fuego en Yucatán a los códices mayas. Siguiendo tan
honorables modelos hoy he rociado de gasolina al petimetre que me ganó
en el último concurso literario.