¿CONFORMIDAD O GENIO?

Buda, anciano y ciego, meditaba en cuclillas en una rincón de su mísera choza. Un joven discípulo que lo visitó no pudo evitar compadecerse de su ceguera, y le preguntó: "Maestro, no echa de menos la contemplación del rostro de la gente, el reflejo de sus pasiones? "Hijo, no sabes bien lo que te pierdes", le respondió Buda