Revista "El cojo ilustrado" (Venezuela) |
Juan Panadero es
tullido de la pierna izquierda, siendo niño aquella no quiso crecer más y se
quedó canija. Cada tarde se dirige renqueante a la panadería que heredó de su
padre. Allí trabaja toda la noche cociendo hogazas de pan candeal. Al amanecer,
antes de volver a casa, entra un momento en la Iglesia y agradece a Dios
haberle dado doce hijos sanos, hermosos y tan diferentes a él. Hace años su
mujer le contó un milagro: "Una noche, mientras estabas en la panadería,
el Señor me concedió quedar preñada con solo pensar en ti". En el pueblo
murmuran que el milagro es que no haya parido mil hijos.