Quiero mi cuerpo rico



Gina Pane, Orlan, Marina
Abramovic, Ana Mendieta, Carol Schneeman son consagradas artistas plásticas que sondean la raíz ritual del arte como forma de auto transformación ejerciendo violencia sobre su cuerpo. El dolor es el medio efectivo para la mutación, la violencia se hace constante presencia en su corpus creativo. Estas artistas abandonan el objeto (lienzo, grabado, barro, bronce) y hacen de su cuerpo el soporte artístico para analizar su experiencia y la del público. En todas ellas el cuerpo es el discurso que se pone en acción para replantear la condición de las mujeres en oposición directa a las normas patriarcales.

El inicio se encuentra en movimientos colectivos como Women Artist in Revolution, de 1969, y Feminist Art Workers, de1973. La gran experiencia artística de estas mujeres se conforma en torno al cuerpo y el sexo. ¿Por qué el cuerpo y el sexo? Su respuesta no admite dudas, la diferencia esencial con el varón radica en el cuerpo, en el sexo. Luego la indagación artística se hará sobre el cuerpo femenino. Este arte trata de recuperar para la mujer el cuerpo femenino, colonizado hasta ahora por el varón, rehacer su identidad partiendo de su especificidad biológica, un arte realizado desde la concavidad del útero en definición de Amelia Jones, teórica del movimiento «cunt-art» (arte del coño)

Las artistas recuperan una denominación abyecta de la sexualidad femenina para hacer en ella el lugar de su reivindicación. Es el intento de crear un nuevo lenguaje estético que sirva para expresar la experiencia femenina distinto del discurso androcéntrico del varón occidental blanco. Visto así es lógico que sea el propio cuerpo de las artistas el que se convierta en discurso opuesto al masculino y en elemento de protesta. Frente a la iconografía fálica se alza la vulva, el clítoris como ombligo del mundo. La diferencia biológico sexual entre el varón y la hembra es la única diferencia irreductible hoy en día.

Quienes son ajenos al arte contemporáneo no ven arte en el trabajo de estas mujeres, cuando no piensan sencillamente que están trastornadas. Lo cierto es que su obra ha sido un capítulo fundamental para entender las implicaciones del cuerpo en la cultura y la vida contemporánea. Si el artista tradicional trabajo sobre un objeto ellas lo hacen sobre su propio cuerpo hermanando formas procedentes tanto de la plástica como del teatro y la danza, el resultado es una perfecta fusión de artes que no es narrativa como lo teatral ni representativa como la plástica.

En palabras de Griselda Pollock «El cuerpo de la mujer colonizado, apropiado, mistificado y definido por la fantasía del hombre, es ahora reclamado en el arte feminista. Pero ese es un proyecto difícil y equívoco, ¿cómo puede diferenciarse esa representación de otra sexista?» El feminismo es un movimiento revolucionario en constante evolución, una de las poc
as manifestaciones culturales que en esta posmodernidad del «pensamiento blando» y el «discurso blando» se muestra recio, violento y activo. Artistas como Sue Williams o Nicole Eisenman han roto incluso los límites de la pornografía. Durante años el feminismo se opuso a lo pornográfico alegando la manipulación como objeto del cuerpo femenino, hoy son muchas las feministas que abogan por lo pornográfico invirtiendo los conceptos como muestra de la libertad femenina para hacer con su sexo lo que quiere. Sue Williams tiene en «¿Are you pro-porn or anti-porn?» (¿Eres propono o antiporno») su obra más conocida.

Abramovic, premio León de Oro a la mejor artista en la Bienal de Venecia, ha sometido su cuerpo a la flagelación, lo ha lacerado, congelado, desangrado, drogado, asfixiado y sometido a todo tipo de agresiones que la han colocado en dos ocasiones al borde de la muerte. Su trabajo más conocido es Rythm 0, presentado por primera vez en Nápoles en 1974.
Durante el mismo la artista iba a permanecer durante seis horas inerte, espacio de tiempo en que el público asistente podía actuar sobre ella utilizando uno de los setenta y dos objetos dispuestos para ello, entre los que se encontraban desde botellas de perfume hasta cuchillas, punzones, látigos y hasta una pistola. A las dos horas algunos miembros del público ya la habían desvestido, punzado el vientre que le sangraba, realizado cortes en los pechos y brazos. El espectáculo terminó cuando otra parte del público no pudiendo soportar la violencia e intervino deteniendo la acción.

Orlan se ha sometido a más de 12 operaciones quirúrgicas, filmadas y comentadas, mediante las cuales ha ido transformando su apariencia física, una verdadera metáfora carnal en busca de una nueva identidad. Su cuerpo está siendo constantemente transformado por el bisturí.

Pane, a la que el Centre Georges Pompidou le ha dedicado una exposición resumen a comienzos de este año, es una de las artistas más conocidas gracias a obras como Psyché, en que se realiza cuatro profundos cortes en el vientre. Pane está entroncada con el arte feminista a raíz de su obra Azione Sentimentale, acción ideada para representarse sólo ante mujeres, dentro de lo que se denominó «consciousness raising groups» cuyo objetivo era ofrecer a las mujeres la valentía de explorar su propio cuerpo. Allí Pane laceraba sus brazos con espinas de rosa y se cortaba las manos con una aguja de afeitar

Ana Mendieta, que desgraciadamente murió con treinta y ocho años, dejó una obra que goza del reconocimiento universal. Su universo artístico gira en torno a la sangre a raíz de la menstruación como elemento distintivo entre el varón y la mujer.

La sangre como símbolo del catolicismo andrógeno (sangre de Cristo), la sangre referida a las violaciones cometidas sobre las mujeres.