4 Microrrelatos

PROHOMBRE

Desde niño quise ser un genio, uno de esos grandes hombres que admira la humanidad. Aspiraba a parecerme Vincent Van Gogh sin la locura; a Ernst Hemingway sin el alcoholismo; a Ludwig van Beethoven sin la sordera; a Pablo Picasso sin los millones. Según crecía me fui librando del orgullo, la vanidad, la soberbia, porque son pasiones que turban el intelecto de los grandes hombres, pero también de la bondad, la sencillez y la humildad, porque son debilidades incompatibles con un triunfador. Hoy me miré al espejo y vi que si me afeito la barba no queda nada. Lamentablemente los espejos no han aprendido a aplaudir.


PAN
Aquel era un hombre honrado. Acuciado por la necesidad de sus hijos entró en el supermercado y robó una barra de pan. Fue condenado a cadena perpetua por haber matado el hambre.


CANIVALISMO
Tengo un sueño extraño. Me han cortado las piernas, los brazos, la cabeza, que flotan en el dormitorio. Alguien a mi lado susurra, se están repartiendo mis miembros Despierto aterrorizado, envuelto en un sudor frío. Me palpo las extremidades y no las encuentro. Oigo la voz de mamá, que me llama desde la cocina. Está preparando el fiambre para el desayuno. 



RECORTES JUSTIFICADOS
"¡Ay de mi, que amo las escarolas con aceite, el salutífero brécol y la enamorada alcachofa y detesto la carne casquivana, con su estremecimiento de placer avieso!", clamaba el hombre lobo, al que exhibían en una jaula en la plaza del pueblo durante la festividad del santo patrono. Lo transportaron en andas las Hermanas Sibilinas, entre jaculatorias y credos para alejar la tentación del pecado carnal. Aquella mañana lo habían pillado rondando la huerta del convento, famélico. Tomás de Torquemada, un hombre piadoso, ordenó que por su bien le consumiese el fuego de la hoguera. Luego se retiró a terminar un tratado moral sobre los peligros de la carne y las virtudes de la dieta vegetariana.