Hipodamo
de Mileto fue el primer urbanita de la historia, el primer hombre que soñó
recuperar en la polis el paraíso perdido. Para este griego el universo tiene su
reflejo en lo urbano, el día y la noche, el sol, la luna y los planetas, todo
lo grande y lo chico caben en la ciudad. Hipodamo realizó el primer
planteamiento urbanístico de la historia, concibió las calles que se cruzan en
ángulo recto, las manzanas rectangulares, la morfología urbana. Con el tiempo
la ciudad llegó a ser un laberinto mágico y mítico. Ciudades reales y ciudades
literarias. La ciudad sobre la que se interroga Geroge Perec en Especies de espacios: “Una ciudad:
piedra, cemento, asfalto. Desconocidos, monumentos, instituciones. Megalópolis.
Ciudades tentaculares. Arterias. Muchedumbres. ¿Hormigueros? ¿Qué es el corazón
de una ciudad? ¿El alma de una ciudad? ”

“Ya no hay plazas en las que convergen las calles,
Ya no hay calles empedradas que relucen bajo la lluvia,
Ya no hay jardines delante de las casas,
Ni setos de espino blanco que las separen,
Ya no hay casas con tejas de color naranja,
Ya no hay chimeneas que humean de otoño a primavera,
Ya no hay vecinos,
Ya no hay aceras”
Ya no hay calles empedradas que relucen bajo la lluvia,
Ya no hay jardines delante de las casas,
Ni setos de espino blanco que las separen,
Ya no hay casas con tejas de color naranja,
Ya no hay chimeneas que humean de otoño a primavera,
Ya no hay vecinos,
Ya no hay aceras”
Ciudades
imaginarias © JEAN-LUC OUTERS
Ciudad espacio, espacios habitados por cuerpos.
Texturas, red por la que los cuerpos se desplazan. La naturaleza que podemos
ranaturalizar o desnaturalizar es la ciudad que podemos construir o descontruir,
el cuerpo que podemos lacerar, aniquilar o regenerar. Metrópolis, necrópolis,
ciudad de vivos, ciudad de los muertos. La muerte es el destierro de la ciudad
a esa otra ciudad extramuros. Cuerpos urbanos que no desean sino la belleza y
la juventud eterna. Una
estética del desvestimiento, cuerpo vacío, obsceno, cuerpo muerto. La
necrópolis es la ciudad que no queremos habitar. Allí se está solo, alejado, no
de los otros, sino de sí mismo. Suprimir, exorcizar, matar la muerte.
Un hombre gris avanza por la calle de niebla;
No lo sospecha nadie. Es un cuerpo vacío
No lo sospecha nadie. Es un cuerpo vacío
© LUIS CERNUDA